Las Heras es un lugar salvajemente aristocrático, presidido per un palacio de infinitas proporciones, habitaciones y salas recoletas, que combina los principales estilos que han marcado la larga historia arquitectónica del país, desde la edad media hasta el modernismo. Esta casona imponente, documentada a partir de 1274, fue propiedad de la familia Heras desde 1350 hasta principios del siglo XXI, cuando se incorporó al Grup Brugarol. La finca que la rodea, de más de 300 hectáreas de viñedos, olivos y bosques de encinas, es el claro ejemplo de belleza del paisaje, de la armonía entre la naturaleza y la intervención humana. A pesar de la cercanía de Girona, escasamente a 10 kilómetros, exceptuando solamente la vistosa y contundente torre octogonal, todos los edificios quedan camuflados por una frondosa masa boscosa, nacida de la fertilidad de las coladas basálticas del volcán Puig d’Adri.
De tan cerca, la imaginamos lejana; en espacio tiempo. En Las Heras están presentes las grandes eras en donde se trillaba el trigo. Existen aún los talleres, los pajares, los hornos, y todos los espacios necesarios para la vida autosuficiente de un palacio rural. Está incluso una capilla, abierta al culto en el año 1771 y dedicada a San Lorenzo. Al mantenerse pura y alejada de la civilización urbana, en pleno verano, en la Noche de San Lorenzo, desde Las Heras se puede observar la gran belleza de las Perseidas. La finca disfruta de un cielo límpido, diáfano, sin contaminación lumínica, lo que permite observar, de noche, la inmensidad del Universo.
Todos estos espacios han sido acomodados para el alojamiento y para disfrutar del entorno natural y ancestral. Las Heras es ideal para alojarse buscando la calma y la autenticidad del lugar. Una casa que cautiva desde el primer instante y invita al descanso y la reconexión.